En busca de la belleza
- Iraitz Casillas
- 25 ago 2022
- 1 Min. de lectura
Las redes sociales, el nuevo escaparate de la belleza
Texto del audio
La belleza es la cualidad de una persona, animal o cosa capaz de provocar en quienes la contemplan un placer sensorial, intelectual o espiritual. Un concepto ambiguo, vinculado a la subjetividad de cada individuo. Aun así, las personas nos obcecamos en alcanzar el concepto de belleza del momento.
Se piensa que los estereotipos son un concepto moderno, pero lo cierto es que llevan existiendo desde los inicios de nuestra historia. Si bien es cierto que, en la actualidad, estos se ven amplificados gracias a las redes sociales. El consumo de estas no ha parado de crecer en los últimos años, sobre todo entre las personas más jóvenes, y muchas veces se vinculan a una autopercepción física negativa del sujeto.
Las redes sociales, en la mayoría de los casos, perpetúan los estereotipos de belleza, convirtiéndose en un escaparate de esta, y a su vez favorecen a la necesidad de aceptación de sus usuarios a través del número de seguidores y de me gustas. De este modo, difunden el ideal de belleza, sobre todo femenino, bautizándolo bajo el nombre de tendencia. Y así es cómo ayer estaba de moda la delgadez, hoy las curvas y mañana, tal vez, la gordura.
El constante cambio del concepto de belleza no es algo contemporáneo. En la Prehistoria los hombres empleaban los pigmentos naturales para pintarse la cara y las plumas para decorar su pelo, mientras la belleza de las mujeres se media por la anchura de sus caderas o el tamaño de sus senos. En el Antiguo Egipto el estándar se basaba en la armonía, la delgadez y los ojos, tez y cabellos oscuros. En la Antigua Grecia destacaba la naturalidad idealizada sujeta a la proporción. En cambio, la Edad Media destacó a las mujeres de caderas estrechas, senos pequeños y de tez blanca, y a los hombres fuertes y viriles.
Sin embargo, el Renacimiento y el Barroco cambiaron la delgadez por los cuerpos redondeados, las caderas anchas y las cinturas estrechas, y, entretanto, los hombres se alejaron del concepto de virilidad. Una vez alcanzado el siglo XX, el estándar de belleza se volvió cambiante. En este siglo se confrontaron las curvas y la voluptuosidad con los cuerpos pequeños y delgados. Y en el actual siglo XXI domina la delgadez “sana” –la de gimnasio-, las curvas casi imposibles y la belleza poco natural.
La historia nos ha demostrado cuán variable puede llegar a ser el concepto de belleza, y aun así seguimos sin ser conscientes de que no tiene una definición única. La verdadera belleza radica en la aceptación de uno mismo, sin necesidad de adaptarse al estándar del momento. Por otra parte, cada vez hay más personas, sobre todo mujeres, que se atreven a subir sus fotos a las redes sin importarles los estereotipos, preocupándose solamente de quererse tal y como son. Tal vez de esta manera las redes sociales se conviertan en un lugar seguro en el que la belleza se acepte en todas sus formas.
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